miércoles, 10 de febrero de 2010

MUERTE EN EL RING

"A cocachos aprendí", literalmente.
Desde pequeño, recuerdo que me enseñaron "a la fuerza" algo que ahora, de la nada, llama mi atención. Nicomedes de Santa Cruz se llamaba y con dicha décima, que lo hizo memorable, recuerdo, me identifiqué. Sin embargo, por un tema de 'reputación' escolar (de ser el más chacotero y pendenciero del salón) nunca me digné a decir que esa décima tan inspirada era de mi gusto. Menos aún, me la aprendí a las buenas. Esto, a pesar de que me parecía extraordinaria su lírica, como diría un cantante de hip hop callejero en la actualidad. Ahora, muchos años después, he vuelto a encontrar la belleza de este arte de la décima. A mí me encanta el hip hop, ritmo de la calle. Siempre busqué una canción que hablara del boxeo, y aunque casi todos los cantantes de este género citan el tema, nunca escuché una canción que verdaderamente hable de lo que siente un boxeador, además de pegar y del sabor de la victoria. Esto, increíblemente, lo encontré en Nicomedes de Santa Cruz con una décima que me encantó. Aquí la dejo.

MUERTE EN EL RING

¿Qué hemos de hacer nosotros los negros
que no sabemos ni leer?
Fregar escupideras en los grandes hoteles
encerar y barrer
manejar ascensores
en el Gran Club servirles de beber
o hacer que el cadillac sea más lujoso
vistiendo la librea de chofer.
Tenemos la respuesta siempre lista:
en París “oui, monsieur”
y en Georgia, en Lousiana o en Virginia
un eterno “yes sir...”

Los negros, pobres negros de este mundo
¿qué cosa hemos de hacer
debiendo de comer todos los días
(y a veces sin comer)?
Bajar la testa reverente
y a lo mismo de ayer.

Hasta que llega un blanco y “nos descubre”
nos mete al ring
y aquí comienza para mal de males
el principio del fin

Footing, training, sombra;
saco, pera, soga;
upper cuta
hook
cross.
Duchazos, masajes,
fotos, reportajes.
¡Okey, boss...!

El cañaveral de mi lejana tierra
me dio estos fuertes bíceps.
Los buques cargueros de todos los muelles
me dieron envidiable complexión.
Y corriendo, voceando millones de diarios
fortalecí
muslo
pierna
y
pie.

Ahora, en el Madison Square Garden
de New York,
dice mi manager:
¡No whisky!
¡No tobacco!
¡No girls!
(No money)

Negros acomodadores
ubican a los blancos en ring side.
Perder esta pelea
significa volver con ellos:
Con Blackie de Maniatan.
Con Brown de Alabama
Con “Nando” Rodríguez de Puerto Rico
...y entonces
no whiksy
no tobacco
no girls
no money
and
¡knock-out!

My challenger
es negro, como yo
Si pierde le espera lo mismo
(Aquí los únicos que nunca pierden
son nuestros managers y el promotor).

Comienza el round, voy hacia el centro
—en este plan voy a perder—
este es el round numero trece
¡voy a demostrarle quién es quién!
Me está llevando hacia una esquina,
si caigo aquí me cuentan diez.
¡Virgen del Cobre estoy perdido!
No puedo ver
No... pue.. do... ver...

EPÍLOGO

La gente aplaude al que me mata
El referee no dice “break”.
Que mi mujer no sepa nada...
Mi nombre es BENNY “KID” PARET.




Así fue... como Griffitt mató a Pared por la estúpida negligencia del árbitro. Ocurrió un 3 de abril de 1962. Murió en el ring, ante un Madison Square Garde repleto de aficionados. Fue, sin duda, una noche negra para el boxeo. Aquí un artículo escrito por un periodista testigo del trágico hecho...

Noche fatal del cubano Benny Kid Paret

El Madison Square Gardens luce repleto y el humo del cigarrillo vuela felizmente por el aire como una gaviota libre, las gente murmuran cosas. Ante de la pelea los fanáticos se liaban a trompadas casi todos los días antes del combate. Los periódicos de entonces no hacían más que especular, en un viejo muro habían pegado unos carteles con letras rojas y azules que decía: Esta noche, Emile Griffith vs Benny “KId” Paret, el momento de la verdad, mis ojos no podían creer lo que veían era una noche llena de muchas expectativas.
La primera pelea que sostuvieron estos dos gladiadores el 1 d abril de 1961, fue una victoria para Griffith sobre Paret que lo había llevado al Título Mundial de los Welter. Esta era la tercera vez que se enfrentaban ambos boxeadores. El 1 de abril del 61, Griffith ganó por KO en el round 13 y el 30 de septiembre de ese mismo año Paret conquistó el título mundial gracias a una criticada decisión de los jueces.
Bernardo Paret Valdez nació el 4 de marzo de 1937 en Cuba, era católico, muy devoto, le gustaba coleccionar música latinoamericana. Era un individuo tímido y dulce que jamás tuvo problemas con nadie en la calle. Peleó por primera vez a los 17 años, gana el campeonato mundial de los welter el 27 de mayo de 1960 ante el norteamericano Don Jordan. Por su parte Emile Griffith nació en las Islas Vírgenes y se hizo cuidadano americano hacia 1965. Combatió en 85 como profesional ganó 72 y perdió 12, en total subió al ring en 22 ocasiones con el título mundial en juego.
Ya esta el anunciador listo para el comienzo del combate, Griffith era el niño mimado del Garden. En los primeros rounds Grifiith estuvo llevando la pelea con ataques insistentes, acosaba a Paret, en el sexto, sin embargo, el cubano, que sangraba por la nariz, con una herida en la ceja derecha y el pómulo izquierdo inflamado, logró descargar un terrible golpe de izquierda para enviar a Emile a la lona por ocho segundos. Paret siguió mandando en el séptimo.
Realmente en el round 12 los dos parecían cansados, forcejeaban, en ese round Paret lucía mal, retrocedió hasta las cuerdas y, dando traspiés, se enredó un brazo en una ellas mientras Griffith, en un segundo aire, como un tigre, se adelantó para castigar al cubano, con golpes diferentes a las dos manos. Paret ya tenía la cabeza fuera de las sogas, colgaba su brazo izquierdo de una de ellas y Griffith seguía pegando, y cada vez que le daba en la cabeza, Benny sufría un doble golpe por que la cabeza pegaba a su vez a la soga.
El referí Goldstein se interpuso entre los dos después de unos siete u ocho segundos que parecieron una eternidad. No tenía que suspender, sencillamente hubiera actuado como tercer hombre del ring para dejar que el campeón saliera del enredo con las sogas y, quizás….quizás…… Pero actuó demasiado tarde, y cuando lo hizo todavía Griffith quería seguir pegando, mientras, libre del monstruo, Paret caía al ring. Estaba gris, los ojos vidriosos, fuera de este mundo.
Una camilla, silencio sepulcral en el Garden, Paret inerte, Griffith en la esquina opuesta aún, era nuevamente Campeón Mundial. Más de media hora pasó hasta que una ambulancia lo condujo al Roosevelt Hospital.
Allí se le hicieron intervenciones en el cráneo para eliminar coágulos de sangre que se habían formado en su cabeza. Griffith dijo a los periodista que “estaba ciego”, no me daba cuenta de lo que hacía en el calor del combate. El 3 de abril de 1962, sin haber recuperado nunca su conocimiento, Bernardo Paret Valdéz, buen muchacho, nos dejó para irse al cielo, la autopsia dijo que una neumonía había terminado con su vida.

EDWIN KAKO VAZQUEZ
ESCRITOR E HISORIADOR DEPORTIVO

viernes, 22 de enero de 2010

Retroceder nunca...

Muchas veces, he pensado en retirarme. Tengo 31 años.. pero sé que aun no puedo hacerlo. Tengo que lograr algo muy grande para poder irme feliz. Cuando flaqueo, sea en mi deporte o en mi vida, recuerdo algunas frases como las que pondré a continuación. Para muchos, quizás resulte estúpido que lo haya sacado de una película.. pero, yo sé que solo pocos podemos entender una frase así; solo los que tenemos el corazón de guerrero:

“Déjame decirte algo que ya sabes. El mundo no es arcoiris y amaneceres. En realidad es un lugar malo y asqueroso. Y no le importa lo duro que seas, te golpeará y te pondrá de rodillas, y ahí te dejará si se lo permites. Ni tú ni nadie golpeará tan fuerte como la vida. Pero no importa lo fuerte que puedas golpear, importa lo fuerte que pueda golpearte y seguir avanzando, lo mucho que puedas resistir, y seguir adelante.¡Eso es lo que hacen los ganadores! Ahora, si sabes lo que vales, ve y consigue lo que vales. Pero debes ser capaz de recibir los golpes y no apuntar con el dedo y decir que eres lo que eres por culpa de ese o el otro. ¡Eso lo hacen los cobardes! ¡Y tú no eres un cobarde!... ¡TÚ ERES MEJOR QUE ESO!”

martes, 19 de enero de 2010

EL DEBUT


Creo que no tengo palabras para describir lo que sentí. Esperé 31 años para este momento y sé que en mucho tiempo no sentiré lo mismo. Desde que empecé en este deporte quise saber que pasaría el día que te viera pateando y golpeando con tus manitos y tus péqueños pies. Jaja.. desde que tengo recuerdos y boxeo quise saber si podría con los sentimientos el día que te viera clazándote unos guantes, pues entendería que mi tiempo se acaba y el tuyo comienza. Aunque nada me aseguraba que te vería así, en el fondo de mi corazón yo sabía que ese era tu destino. Fue increíble. A tus tres años, formadito, recto y con mirada dura. Tenías miedo al comienzo, lo sé. Espero haberte ayudado a superar secando tus lágrimas y tratando de explicarte, como si fueras un adulto, que pase lo que pase, jamás te dejaré. Solo quería que entiendas que la vida es una pelea y que, aunque tengas miedo, tienes que seguir. Siempre estaré contigo, pero tu tienes que valerte solo. Yo únicamente puedo ver, desde las graderías, como tu resuelves las adversidades, como luchas con tus rivales que te pondrá la vida pero, sobre todo, contigo mismo y con el miedo que sientes. Quiero verte usando tus puños, tus piernas para bregar y luchar, pero recuerda, que lo más importante para un peleador no son sus músculos sino su cerebro. Tu cerebro debe ser guiado por tu buen corazón, el que trato de esculpir para regalártelo educándote. Sé que era tu primera vez en ese lugar y que pensabas que te iba a dejar.. entiendo, en tu mente de niño esa idea. Cuando tengas mi edad espero que recuerdes aun lo que te dije: que pase lo q pase, ganes o pierdas, llores o grites, o te cagues de miedo, yo siempre estaré orgulloso de ti si lo intentas. Hoy, a pesar de que te morías de miedo de que al voltear ya no esté, lo intentaste.. y sinceramente (espero que leas esto cuando seas adulto) tienes mucho talento. Por primera vez vi en tus ojos la mirada que tanto admiraba en esa historia que nos identificó: KOZURE OKAMI
La mirada desafiante y el espíritu guerrero de un niño, como Daigoro, el hijo del samurai que viaja entre la vida y la muerte. Si pues, hoy supe que 子連れ狼 親の心子の心 (Oya no kokoro ko no kokoro): "El corazón de un padre es igual al corazón de un hijo". Te amo Marco Fabrizio y estoy orgullos de ti. Fue increíble verte hoy en tu primera clase de Karate. Recordé cuando mi padre me llevó al Taekwondo por primera vez y cuando, años atrás, me enseñaba en casa, a tu misma edad (vagas imágenes). Te vi golpear con talento. No sé si lo heredaste de mí o de tu abuelo, pues yo sé que si él hubiera tenido la oportunidad que yo tuve, hubiera sido mucho mejor que yo... jaja. Lo que si sé, y muy bien, es que venciste tu miedo a tus 3 años. Ya eres un ganador. Te admiro mucho.. y sé que tienes el corazón de un guerrero.. un guerrero del cual, como siempre lo hago con rivales y compañeros, trataré de aprender. A tus tres años, haz entrado a la élite de la que muchos alardean pero pocos se atreven.. eres un hombre de combate. No sé si te quieras dedicar a esto o si cultives las artes marciales como afición. Igual, sé que tu espíritu es de combate y que mi tiempo se acaba.. pero el tuyo empieza. Te amo.

Ah.. y perdona. Kizás está mal escrito, no lo sé.. lo escribí en 5 minutos, de largo.. sin parar.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Mi nuevo amor

Creo que fue amor a primera vista. Apenas la vi, frente a mí, mi mente y mi corazón volaron a mil. Que cuerpo, que presencia, pero que lejana. Tan imposible como dejar de verla al cruzar la calle o al pasar por mi lado era pensar en tenerla. Y no es que piense que no me la merezco. Sino, que, simplemente, en ese momento ella pertenecía a otro círculo social y estar juntos, a mi poca edad (de entonces) era divagar.
A ver, cómo describirla: su color me encanta... como una noche de luna, una oscuridad atrapante. Su fisionomía... uyy, es para hacer un poema interminable y contemplarla sin esperar más que verla por la calle. Tan deportiva (como me gustan), atlética y hasta aerodinámica, jaja. Pensar en lo que podría hacer con ella de tenerla me hacía soñar. Pero al regresar a mi realidad, me daba cuenta de lo lejana que era. Los años, no han hecho más que sentarle muy bien y hacerla aún más interesante. Nunca la he tenido en mis manos, pero me imagino cómo será. Creo que apenas la tenga (si la logro tener) no podré controlarme y correré a mil con ella. Me sentiré libre de su mano y tendré, quizás, destellos de felicidad irrepetibles.
Cuando la veía por mi casa, tan coqueta conmigo, me quedaba pensando como un tonto. No dejaba de sentir que a pesar de que consideraba que ella estaba reservada quizás para un ejecutivo o pituquito, éramos como dos gotas de agua.
Mi estilo, informal e irreverente, no hacía más que acoplarse exáctamente a su forma de ser.
Ahora, que poco a poco se acerca más, nos quieren separar. Mi familia se opone. Dice que es "muy vieja" para mí. Que mejor busque una jovencita de las que suelen ofrecerse por ahí. Que está mal y que lo nuestro será solo fugaz. Mi papá no le dá mas de un año conmigo, pero yo, qué puedo hacer... estoy enamorado. Cuando uno vive enamorado, no le importa lo que le digan los padres. Solo queremos vivir felices y eso quiero yo con ella.
Es más, estoy pensando hasta en irme de viaje de su mano. Yo creo que en poco tiempo podré conocerla a la perfección y hasta 'manejarla' de lo más bien. Ya no tengo miedo de lo que nos suceda juntos pues ahora, solo pienso en cómo será lo nuestro.
Hasta he ahorrado para pagarle algunos arreglos que nos harán sentir mejor. Estoy seguro que después de ello, quedará aún más hermosa para mí.
Bueno, colocaría su foto aquí, pero prefiero que ustedes mismos la descubran. Ella es.., mi nuevo amor, mi Toyota Trueno deportivo...

http://www.carandclassic.co.uk/uploads/new/802771.jpg

miércoles, 1 de abril de 2009

UNO A UNO... CAERÁN

Ya no me siento triste. Mucho menos, con dudas. Ahora, todo en mi vida ha dado un giro de 180 grados. Mi vida sentimental está mejor que nunca, mi hijo crece feliz, en mi trabajo las cosas están bien y, en mi verdadera vocación, he encontrado el rumbo. Regresé como prometí. Mi post anterior que decía lo mal que me había ido ahora es parte de mi pasado. Con esa pelea contra Ccanto, muchas cosas se me pasaron por la mente... hasta el retiro. Tengo 30 años, creo que he logrado mucho en el Muay Thai y el Kickboxing para mi país, tanto como para pensar en colgar los guantes.. pero por qué hacerlo? No hay motivo. Gané la pelea, peleando mal, pero gané. Y ahora, apenas terminaba de luchar con Ccanto, ya se hablaba de la revancha que se concretó por fin. Decidí regresar mentalizado en ser el mejor nuevamente, como en mis viejos tiempos. Gracias a Dios, lo estoy consiguiendo. El 19 de fabrero reaparecí contra Ángelo Pinedo, un peleador respetado por ser noqueador y por su gran estatura. Le gané peleando bien. Una patada de izquiera entró en las costillas de lleno y estuve a punto de nokearlo en el primer round. Sin embargo, Pinedo había subido a pelear y así lo hizo. Inclusive, recibí de lleno en el plexo una de sus rodillas voladoras, tan duras, que por un momento pensé que me había nokeado. Sin embargo, la aguanté hidalgamente. Gané y la confianza regresó. Mis entrenadores, mis amigos y mi familia disfrutaron mucho la pelea. Luego, a las tres semanas, venía la revancha contra Víctor. Ese fue un cuento aparte. Yo estaba enterado que mi rival había estado encerrado varías semanas. Su idea era ganarme, dejarme K.O. y llevarse toda mi gloria con él. Estaba mentalizado, decidido y dispuesto a correr cualquier riesgo con tal de ganarme. Gracias a Dios, nuevamente me impuse. Le gané, peleando bien. Algunos dicen que no debimos irnos al extra round de desempate. Otros, comentan que en el desempate lo apabullé y definí una situación difícil basado en mi experiencia. Lo cierto es que esta victoria me dio la oportunidad de recobrar mi camino. De volver a mentalizarme al punto de pensar que ahora, quien sigue es Frank Paredes, a quien también voy a ganar. Yo lo dije... uno a uno caerán porque EL LOBO SOLITARIO Y SU CACHORRO NO PERDONAN.

Ccanto


Pinedo

sábado, 13 de diciembre de 2008

Qué me pasó



Mi empate con Víctor. Al final gané pero en un round extra cuando debí llevármelo cláramente. Eso cambiará en febrero. KATAKIUCHI, KOZURE OKAMI





Mientras me cambiaba de ropa mi mente era bombardeada por imágenes de trinfo. Era yo, con los dos brazos levantados riendo y recibiendo un cheque enorme, un cinturón hermoso y con el micrófono en la mano para compartir mi felicidad. Solo tenía que salir y ganar, algo tan fácil dentro de mi cabeza. Esa noche tenía que ganar tres peleas seguidas, algo muy fuerte (quienes saben de este deporte pueden decirlo). Las lesiones entre combate y combate, además del resto físico, juegan un papel primordial. Pero era yo, Miguel Sarria, el hombre más preparado del mundo, el que sería capaz de subir a fajarse con el campeón mundial sin titubear. Así pensaba poco antes de subir a mirarme las caras con el primer 'gallo' de la noche. Pero todo empezó mal y terminó peor. La primera 'víctima' era un improvisado. El tipo que iba a pelear conmigo se había lesionado tres semanas antes y el que lo iba a reemplazar no quería pelear. En el mismo evento decidió tirar la toalla así que buscaron a uno cualquiera para que yo lo reviente. Cuando lo vi en la otra esquina no supe qué hacer. Tengo que admitirlo, me sentí un poco abusivo e incómodo. Su condición física era pésima, además estaba lleno de tatuajes mal hechos y de cortes en todo el cuerpo. Sin duda, había subido por el dinero que le ofrecieron para que no me quedara sin rival. En un momento no supe si salir a liquidarlo o si perdonarlo y no malograrlo, esperando que él mismo sienta la diferencia y de un golpe quede K.O. Así es mi forma de ser lastimosamente. No soy un animal ni una máquina asesina, como muchos campeones. Por el contrario, creo que tengo un buen corazón y no me gusta lastimar a la gente. Pero esto es boxeo y tenía que salir a acabarlo en algún momento y así fue. En el segundo asalto, una patada mia impactó en su cráneo y quedó casi inconsciente. El árbitro paró el combate.
Salí del ring tranquilo pero pensando en la final. El tipo con el que me agarraría por el título es una verdadera pared. Muy duro y mi rival natural. Hace mucho que ese combate es esperado y todo se prestaba para que esa noche crucemos golpes. Mi mente estaba en él y no lesionarme. Su primer rival de Frank, así se llama, lo había dejado herido más de la cuenta. El enfrentamiento había sido una verdadera batalla y yo tenía que aprovechar esto.
Llegó el momento de subir al ring por segunda vez. Mi contrincante era un muchacho de 20 años que es considerado uno de los mejores prospectos a mediano plazo. Mi mirada hacia él siempre fue altanera. Mi mente estaba en Frank y no en ganarle a él. Yo daba por vencido ese combate y esa confianza me salió cara. Creo que actué muy mal. Pequé de soberbia y de exceso de confianza y salí a hacer lo justo necesario para ganar y pasar a la final sin lesionarme. Así fue. La justa con Víctor, así se llamaba mi rival de turno, se me fue complicando. Es cierto, no actué como lo he hecho en otras ocasiones y fui muy defensivo, pero también hay que tener en cuenta que el muchacho me hizo una buena pelea. Para él, ganarme a mi era como ganarle a Frank y bastaba con eso para crecer. Yo, en cambio, no podía perder. Mi exceso de confianza hizo que la pelea se me complicara y que Víctor me sacara un meritorio empate que yo no podía creer. Con el pasar de los minutos la pelea se me iba... y yo perdía las riendas cada vez más. Creo que gané en los 3 rounds pero eso no me basto. Quizás, quisieron premiar el esfuerzo de mi rival y la buena pelea que me hizo. Dieron empate y nos fuimos a un round extra donde todo se definiría. Este round lo hice mejor quizás y me bastó para ganar pero no como yo pensé. Mal, muy mal. Encima, me lesioné. Por tanto cuidarme para la final salí muy golpeado. No pude pelear la tercera y definitiva batalla y casi pierdo el segundo encuentro. Por confiado, soberbio y falto de actitud.
Pero esto da revancha. Inmediatamente terminada la justa con Víctor, su entrenador me pidió la revancha y la pacté. Ahora, con mucha humildad, entrenaré mejor que antes para ganarle. Mi mente estará en él y no en el premio.
La final con Frank no se dio por la lesión en mi pie derecho. Es una herida antigua que ha vuelto a molestar. Por un momento pensé en el retiro, pero esa idea ya pasó de mi mente. Hacerlo sería tirar la toalla y yo jamás he hecho eso.
Me he culpado mucho por mi error. Decepcioné a todos y lo sé. Muy bien entrenado pero muy mala actitud es peor que mal entrenado con buena actitud. Por suerte, gané el combate con Víctor a pesar de lo mal que actué. Me aseguré en la final, donde buscaré mi revancha conmigo mismo.
En marzo me veré la cara con Frank pero en febrero primero tengo que lavar mi honor con Víctor. Ahora viene lo bueno. Yo no me retiro y si perdí mi 'ojo de tigre' en algún momento, ahora lo tengo y destrozaré con mucho respeto y humildad al que me pongan al frente. Miguel Sarria hay para rato. Seré como un samurai que se aferra a la muerte para poder sobrevivir. Cuando suba a un ring lo haré dispuesto a morir para dar todo de mi. KATAKIUCHI, KOZURE OKAMI.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Una verdadera Navidad

Yo no lo recuerdo. Es más, no lo sabía. Siempre vi a mis tíos Diosdado y Liceto (nombres poco comunes) como dos hombres humildes, trabajadores, nobles, graciosos y con todas las características de los 'mil oficios'. Cuando algo se malogra en mi casa, lo primero que se hace es llamarlos. Son expertos en instalaciones, en píntura de lo que sea y hasta en construcción. Siempre los vi con respeto, pensando en que era gente muy honrrada a la que el éxito económico les había sido esquivo, pues los considero grandes personas. El sábado, mi madre me cerró la boca. Conversando, evocó una Navidad, cuando mis padres recién empezaban. En ese entonces, mi padre no era el afamado médico que es ahora. Estaba estudiando en la universidad -pues mi nacimiento lo había retrasado- y trabajando de taxista con un carro viejo y maltrecho. Mi madre, la mujer del dinero y el motor económico del hogar, ganaba bien para la época de crisis como cosmetóloga de la élite limeña. Ella, prácticamente, era quien pagaba las cuentas, costeaba la comida, la luz, el agua, etc.
Eran otros tiempos sin duda. Yo aún usaba pañal (de tela) y no podía aun enlazar bien las palabras (hasta ahora tengo ese problema, jaja). La navidad llegó sin avisar. Todos estaban preocupados con sobrevivir a la crisis cuando el 24 de diciembre toco la puerta. Lo peor de todo es que, según contó mi madre esa noche, en esos días habíamos tenidos problemas serios -yo la malogré, como siempre, porque me enfermé- y no teníamos dinero ni para un chocolate navideño.
La cena, como iban las cosas, con suerte iba a ser un huevo frito y, quizás, arroz. Las palabras de mi madre en su descripción sentenciaron el momento: "nunca habíamos estado peor", dijo. Y, bueno, aunque ahora mi familia es acomodada, hubo momentos muy duros económicamente en el pasado, pero al citar dicha frase, pude imaginar así la situación. ¿Regalos? eso era imposible. Esta fiesta es de los niños, pero yo nisiquiera tenía consciencia como para pedir algún juguete. Aunque era una fecha especial, el día se presentaba como uno de los más duros. Así, pasaron las horas, mientras se acercaba la medianoche.
Mi madre llegó, con la cara larga pues solo había podido juntar un poco de dinero. El rostro de mi padre, era un poema. La chatarra en la que taxeaba se había malogrado en plena carrera. Estábamos condenados a pasar una Navidad sin pavo, ensaladas ni champaña, como lo hacemos ahora. Con suerte, íbamos a comer... aunque lo especial era la unión y el amor de mis padres, verdadero sin duda y que ha durado hasta hoy.
Mi madre halló el sobre debajo de la puerta. Había una tarjeta dentro. No tenía dinero en efectivo, regalos ni remitente. Sin embargo, el rostro de mi madre estalló en júbilo... y una sonrisa selló el momento.
-"Son tres mil soles (en verdad era otra moneda y no sé cuál, así que como es mi blog, decidí poner 'soles' ok)" dijo.
-Mi padre, no vio dinero en sus manos y, por unos segundos, quizás, pensó que estaba loca.
-"Qué te pasa Susy", gritó él, desde otro cuarto.
-"Son tres mil soles Julián... un cheque de tres mil soles. Quién te debía, dime", replicó ella.
Mi viejo, riendo, la miró con compasión. Hasta en ese momento, no podía creer que algo salvara la Navidad. En su mente, siempre analítica, era absurdo. Quizás un error o una broma cruel. Todo cambió cuando vio el documento que decía 'al portador'. Nadie en mi casa terminaba de entender qué sucedía. Era mucho dinero y nadie lo esperaba. Sin duda, se trataba de un error y cobrarlo, podría convertirse hasta en un crimen.
Entonces, el teléfono sonó. Eran mis tíos. Llamaban por Navidad. En ese entonces, no eran los mil oficios de hoy. Por el contrario, eran dueños de varios negocios de juegos de video a ficha (pinball) -algo que yo ignoraba, pues cuando era niño, aunque tenían las llaves de todos los locales, siempre me dijeron que eran simples trabajadores- y gozaban de una extraordinaria condición económica. El 24 de diciembre de aquel año (no sé que año era pero yo no caminaba y por lo tanto calculo que debió ser el 79) Diosdado y Liceto habían ido a mi casa. Como no encontraron a nadie, pues mis padres estaban trabajando y yo, en la casa de la abuela, habían dejado el sobre. "Feliz Navidad hermana. Espero que la pases muy bien. Te queremos mucho", dijeron. Esa noche cenamos, hubo regalos y hasta champan. Más que los regalos y las cosas materiales, entendimos todos con esta lección que lo importante de este día es compartir sin esperar nada a cambio.